También para evaluar y constatar, todo aquello que no haya salido como esperábamos. Detectar nuestros errores o los del proceso para aprender y mejorar.
No perdamos tiempo. Hagamos un buen análisis. En una columna la lista de proyectos planteados, en otra si los hemos o no llevado a término (basta con un si o un no).
En caso afirmativo continuamos con ese análisis, añadiendo las dificultades y las facilidades que nos hayamos encontrado en el camino de su puesta en marcha. Las personas que han contribuido a ello y nuestra respuesta a su contribución, es decir, nuestra inteligencia emocional. ¿Están todavía a nuestro lado? ¿Apoyan nuestras ideas?
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Los recursos utilizados, tanto económicos como personales (tiempo y emociones), es decir el ROI, la calidad del retorno de la inversión. Valorar si lo obtenido nos satisface (si es en términos personales) o si hemos rentabilizado la inversión (si es en términos económicos).
Una vez realizado el análisis, podemos proseguir.
Hoy es también el día para mirar hacia el futuro, con ilusión, visión global e integradora y ambición. Si, ¿Por qué no?
Le comentaba el otro día a una buena amiga, que en la vida y en los negocios, hay que ser valiente. El coraje es fundamental. Aunque cabe distinguir entre «valiente» y «temerario»…
El temerario es aquel que no conoce el miedo y por ello, realiza todo tipo de acciones sin temor, no calcula los riesgos, ni siquiera es consciente de ellos. La falta de consciencia le permite realizar actividades que muchos nos plantearíamos, pero no nos atrevemos. Aunque también, esa falta de consciencia, en general, implica una falta de enfoque y de planificación, por lo que difícilmente conseguirá resultados de forma sostenida en el tiempo. Serán éxitos puntuales. Y lo peor de todo, es que en muchos casos, no disfrutará de sus éxitos al no tener medida o referencia.
El valiente es aquel que conoce sus miedos y se enfrenta a ellos. Siente miedo igual que todos, pero se plantea retos y concentra sus esfuerzos en alcanzarlos. Éste, sabe, conoce y calcula los riesgos de sus acciones / inversiones, pero toma una decisión: la de proseguir. La de alcanzar sus objetivos, la de superar barreras, vencer dificultades. Y cuando lo consigue, este sí, disfruta de ello.
Así que hoy, debemos ser valientes y plantearnos para 2015 retos que nos permitan alcanzar nuestros sueños.
¡Les deseo un 2015 pleno de logros!