Es interesante citar la película “The cell”, basada en un guion original de Mark Protrosevich, en la que la actriz Jennifer López, interpreta a una psicóloga que está experimentando una ciencia radicalmente nueva, que le permite introducirse y experimentar lo que sucede en la mente de otra persona que se encuentra en estado de coma. Hasta entonces, había utilizado este método en un niño, con la esperanza de devolverlo al mundo y a sus padres. Pero cuando el sádico asesino Carl Stargher cae en un estado de coma similar, con su última víctima todavía viva, secuestrada en una celda llena de trampas, el agente del FBI Peter Novak recurre a Jennifer López como su última esperanza para que logre introducirse en la mente del psicópata y descubrir la localización exacta del cubículo en el que se encuentra secuestrada, antes de que sea demasiado tarde. Un viaje al interior de una mente perversa, con múltiples personalidades y vivencias desgarradoras.
En la realidad, en un estado consciente, sería algo parecido al mentalismo, un ejemplo de las posibilidades y consecuencias del conocimiento y dominio de la mente. Un arte en el cual quien lo practica utiliza la agilidad mental o sugestión para crear una ilusión en el otro. El mentalista es inteligentemente consciente de sus habilidades, guiado por su mente y que considera que los poderes del psíquico son fraudulentos. Es decir, que nuestro cerebro nos engaña.
Es una persona que conoce y lidera su mente e incluso puede llegar a liderar la de los demás, creando falsas realidades. De hecho, se cree que las técnicas mentalistas pueden, en ocasiones, ser usadas fuera de la industria del entretenimiento para influenciar las acciones de personas prominentes con fines personales o políticos, aunque según los mentalistas, la postura habitual y más ética del mentalista es la de manifestarse en contra de éstos.
Entre el no ser consciente del poder que nuestra mente ejerce sobre nosotros y alcanzar el mentalismo, hay un largo camino a recorrer. Podemos elegir hasta donde queremos llegar, pero lo más importante es no bajar la guardia para desaprender y volver a aprender correctamente.